Estabamos en tu casa cuando, sin avisar, te acercaste a mi y me abrazaste. Sentí tu calor, tus brazos a mi alrededor tenian otro sabor, uno muy diferente al que habia sentido dias anteriores. Y entonces nuestros labios se tocaron. Hablabas mientras yo intentaba besarte, y lo unico que decias era "justo así lo imagineé, he deseado este beso mucho tiempo" Yo solo quería que dejaras de hablar.

Desperté sonriendo de ese sueño, lo cual provocó en mi un miedo. En verdad estába enamorándome de mi mejor amigo? Y llegaron a mi mente, como lluvia torrencial, todas y cada una de las cualidades que en ti veia, lo que las otras no podian ver, las sonrisas que sacabas de mi en los peores momentos; la cantidad de tardes y madrugadas que me acompañaste, nuestras charlas cotidianas, los consejos, las miradas, los abrazos sinceros... Todo lo que habia vivido a tu lado por 5 años.

Y aun asi negué el sentimiento que en mi crecia. Pero habia algo en mi que deseaba matar ese sueño y hacerlo realidad. Asi que lo platiqué con la persona en quien más confio: TU.
Te comenté cómo es que no dejabas de hablar al besar, que tenia como prueba mi sueño y no habia ninguna prueba que demostrara lo contrario.
Bromeabamos al respecto y deciamos algun día enfrentar las pruebas en un juicio cuyo juez y jurado fueran nuestras almas.

Asi llegó el día... Estaba esperandote donde habiamos acordado, la noche prometía alcohol, rock y excelente ambiente, se prestaba para una bohemia con los amigos, sin intuir que ese día cambiaarían nuestras vidas. Y ahi estabamos abrazados, negandonos el sentimiento que habia crecido. Coqueteabamos entre risas y nos insinuabamos un amor, el amor que ya habia sobrepasado el cariño de amistad que tanto nos distinguía.
Tenia miedo que un posible rechazo marcara esa noche y mi vida completa. Pero una frase se repetia una y otra vez dentro de mi cabeza... el que no arriesga no gana. Besé tu cuello, a esa altura llega, sin esfuerzo, mi boca cuando estoy pegada a ti. Me abrazaste mas fuerte y besaste mi frente. Mi boca se recorrió hacia tu mejilla y sonreiste... Te miré mientras tu disfrutabas el rock del escenario.
Levanté mi cara, te miré con decisión y me dije "este es el momento"... Rocé tus labios con mi boca para besarte justo en el límite donde termina la amistad y empieza la flor del deseo... Te retiraste y yo sólo pensaba "OH NO!" Tenia tanto miedo de haber arruinado la amistad, era un temor que me había acompañado todo el tiempo que me tomó juntar el valor suficiente para lanzarme a la conquista de tu boca, y ahora todo estaba perdido!!!
Ese miedo duró menos de un segundo, pues tu te inclinaste para abrazar mi boca en un beso eterno. Tus brazos me rodeaban con una fuerza que sólo el bambú del África puede igualar, no permitian que mi cuerpo se alejara una milésima del tuyo. Nuestros corazones latían a un solo ritmo, agitados por la emoción causada al descubrir el verdadero amor. Poco a poco nos quitamos la etiqueta de amigos para ponernos la de amantes, mientras una luz que sólo nosotros podiamos sentir, nos envolvía entre sus rayos, como si el milagro más grande hubiera tocado nuestras vidas.
Yo daba gracias por, al fin, poder respirar tu aire, por haber sido correspondida... por encontrar el amor que siempre soñé...

Y al fondo, sonaba "un vicio caro es el amor"...